Cabo de la Vela, lugar de ensoñaciones | Patoneando Blog de viajes
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Cabo de la Vela, lugar de ensoñaciones

Me habían dicho que el Cabo de la Vela era un lugar sagrado para los indígenas Wayúus en la Alta Guajira y que a un lugar llamado Jepirra, llegaban las almas de los muertos.

No recuerdo muy bien qué edad tenía la primera vez que visité el Cabo de la Vela, pero aún se conserva el álbum con las fotos del viaje familiar. A través de ellas, sé que fui con mi tía y su familia  e hicimos el tour al Cabo de la Vela y las salinas en Manaure.

No tengo muchos recuerdos vivos de ese viaje, en mi cabeza, no existe ninguna imagen visual de lo que visité. Todo se limita a las fotos impresas en papel y a las anécdotas de mi tía.

La segunda vez que lo visité, fue hace cinco años y fui con amigos del colegio. De ese viaje no conservo muchas fotos, pero sí recuerdos más vivos.

En este viaje por Colombia, sabía que debía volver, porque a pesar de haber estado antes un par de veces, no me acordaba de nada.

Me encontraba viajando por La Guajira gracias a una invitación de la agencia History Travelers, para realizar una serie de videos junto con otros dos blogeros  y promocionar el destino internacionalmente. Tenía ilusión de volver. Primero porque sabía que el siguiente destino sería el punto más norte de toda Sudamérica, y segundo, porque deseaba ver de nuevo ese lugar del que no tenía ningún recuerdo.

Después de dejar atrás la carretera principal que conduce desde Riohacha hasta Uribia (la capital indígena de Colombia), conducimos durante dos horas por una vía de arena y desierto, hasta llegar al Cabo de la Vela. Entramos por la única calle de tierra del pueblo y veo las casas y hostales construidos en Yotojoro, la madera extraída del cactus, hecha por los indígenas Wayúus. Recordé que ya había estado allí, es imposible olvidar ese tipo de casas que están de lado a lado de la vía. Imposible olvidar que había dormido en hamacas cinco años atrás y nuevamente se repetiría en este viaje.

Aunque de día haga calor, durante la noche baja la temperatura y es mejor abrigarse. Lo recordé apenas nos bajamos del auto y el sol resplandeciente quemaba.

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ph:Germán M.

El Cabo de la Vela encabeza la lista del itinerario de muchos soñadores y aventureros. Tal vez sea por su Mar Caribe apacible, por la brisa marina fresca que permite realizar actividades náuticas, o quizás sea por la arena calientita, amarilla y fina, por los amaneceres y atardeceres que nos regala el cielo vistos desde el faro, o tal vez sea por los azules marinos del mar o la mística del Pilón de Azúcar o Jepirra, el lugar sagrado y de descanso eterno para las almas de la comunidad Wayúu.

Cabo de la vela- Pilon de azucar-La Guajira-Colombia-Patoneando-blog-de-viajes-4.jpg

Cabo de la vela- Pilon de azuca-La Guajira-Colombia-Patoneando-blog-de-viajes-4.jpg

En la playa del Pilón de Azúcar, dibujaba mis huellas en su arena amarilla y fina. No me atrevía a mirar para atrás, esperaba que el viento o el mar las borrara. Como la vida misma. Como esas personas que vienen y así mismo se van. Mejor así. 

A las seis de la tarde con la luz del sol totalmente horizontal, nos fuimos.

Te invito a ver el video del destino y los colores de su mar inmenso. 

***

El sol poco a poco se fue adueñando del territorio. Aunque nos dirigimos al norte, no dejo de pensar que en la vida tal vez existan lugares que siempre quedarán anclados en nuestras mentes. El desierto y el mar, pueden ser uno de ellos.

Las salinas puede ser otro. Un lugar donde el sol parece agrandarse sin piedad, cubriendo las cuadrículas donde se ha aprisionado el mar, para obligarlo a desprenderse de la sal. Están ubicadas en Manaure, muy cerca de Uribia. 

Luego los Wayúus la extraen a punta de pala y fuerza, y la acumulan en montículos que parecen montañas de nieve.

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Un hombre Wayúu extrayendo la sal

Cabo de la vela-salinas de Manaure-La Guajira-Colombia-Patoneando-blog-de-viajes-1.jpg

Aunque en las fotos de papel yo estaba junto con mi prima en la cima de una de estas montañas, ahora que regresaba casi veinte años después, algunas cosas habían cambiado. La sal era la misma y el proceso de extracción también, pero las cantidades o los tamaños de los montículos, no se parecían a los de aquellas fotos.  Los tiempos cambian y nosotros cambiamos con él. 

A través de la ventana del auto veo burros pasar. Éstos, junto con los chivos, son los animales domésticos preferidos de los Wayúus. El primero les sirve como medio de transporte en el desierto, el segundo para todo un poco. También como alimento. Lo probamos en una ranchería a la que fuimos invitados y nos recibieron con sus trajes y atuendos autóctonos.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que puedes ver el vídeo y ver más de su danza típica.

Poco a poco nos vamos adentrando en un paisaje más desértico mientras seguimos ruta hacia el norte. Desde que inicié este viaje me propuse unir Sudamérica por tierra desde su punto más septentrional hasta el más austral. Falta poco para hacerse realidad el primero.

Este post forma parte del viaje organizado por History Travelers para promocionar La Guajira como destino turístico en el norte de Colombia. La empresa ofrece planes para todos los gustos y diferentes presupuestos. Si quieres saber más, haz click en este link o visita su página en Facebook. Las opiniones expresadas en este texto corren por cuenta mía 🙂
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Lina Maestre
Lina Maestre
Soy Lina. Viajera, creadora de contenido, autora y emprendedora. Soy la que escribe, toma fotos y edita este blog. Nací en Colombia y he viajado en solitario y en pareja por más de 40 países. Soy autora del libro El Arte de viajar sola y la creadora de Ellas por el Mundo (una agencia de viajes para mujeres). Acá encontrarás relatos de viajes, consejos y guías de destinos e inspiración para tus viajes. Puedes ver mi día a día a través de Instagram.

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