Sabores, olores y colores de Amsterdam - Patoneando
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Sabores, olores y colores de Amsterdam

Que suertuda eres, seguido de una sonrisa pícara y una mirada curiosa. Fue lo primero que escuché cuando le dije a un amigo que iba a Amsterdam. -¿En qué estaba pensando?- .

Es  increíble la reacción de la gente cuando dices que vas a la capital holandesa. -¿Tú en qué estás pensando ahora?-. En tulipanes, sus canales, sus bicicletas, sus museos, sus quesos, en su cerveza Heineken, en Van Gogh, la casa de Ana Frank y el Rijksmuseum (ajamm ¡cómo no!)

Llegué a Amsterdam gracias a la invitación de mi amiga holandesa Chamilla que había conocido años atrás en Nueva York (eso de tener amigos regados por todo el mundo tiene su lado positivo) un día entre primavera y verano –Difícil de diferenciar cuando llovía todo el tiempo-.

Amsterdam es de esas ciudades que siempre se ven lindas, no importa la hora, ni tampoco la estación. Estoy segura que de haberla visto en invierno, -una estación (casi) siempre relacionada con tristeza-, me hubiera deleitado viéndola toda de gris y blanco.

Camino, la veo, me gusta su verde frondoso, sus fachadas encantadoras –Es un viaje que debería ser hecho por arquitectos-, sus canales y puentes voladizos.

colores de Amsterdam - patoneando blog de viajes

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Es de esas ciudades que le caben cientos de adjetivos pero te cuesta decidirte por uno.

Es la ciudad de los museos, donde incluso le rinden homenaje al hachís,  la marihuana, la cerveza, los tulipanes y hasta a los zuecos.

Es controversial, por ser un lugar que tolera ciertas actividades que son ilegales en otros países (marihuana, matrimonio homosexual, prostitución).

Es una de esas ciudades que pone en duda lo que es “socialmente aceptable”. Pienso en mi abuela -¿Qué diría ella al ver tanta libertad rondando por las calles?- Me río sola-.

No importa como estés vestido, nadie te mira de pies a cabeza, a nadie le importa.

Es la ciudad de los coffee-shops dónde te invitan a tomar café, cerveza… Y su especialidad: La marihuana

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En todas sus presentaciones..

Vagando sin rumbo en el famoso distrito rojo y viendo a las prostitutas en sus ventanas, rentando cuartos pequeños ante potenciales clientes solo me llega algo a la mente –En parte es hasta “respetable” la manera en que lo hacen. Nadie las toca, nadie les habla, nadie les puede tomar fotos, están detrás de una vitrina cual muñecas en sus estuches-.

Sigo caminando por la ciudad -Me encantan sus aromas-

No, no hablo del aroma inconfundible de la marihuana. Hablo de su aroma a primavera. Recorro el mercado de las flores “Bloemenmarkt” y me cuentan que haga frío o calor, llueva o haga sol, siempre está abierto.

Entro a una tienda de quesos –Amo el queso- y los veo en todas sus presentaciones, olores y colores.

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Chamilla me pregunta: -¿Quieres descansar?-

-Sí, buena idea.

-Siéntate acá y disfruta.

Observar de arriba a abajo los cientos de personas que van cada día a su trabajo en sus bicicletas. No portan casco (la ley no lo exige), pero sí saco y corbata.

-Hay más bicicletas que autos- ¿o es mi impresión?-

-No lo he analizado pero existen más estacionamientos para ciclas que autos-  Seguido de un  –¡Alquilemos una!-

Hicimos lo que un turista ni nadie que no conozca la ciudad hubiera hecho. Le preguntamos a un hombre de la calle si nos podía “prestar” su bicicleta por 5€ y se la dejábamos en el mismo sitio una hora después.

-No es posible- Pensé – Va a decir que no…. Diez minutos después estábamos recorriendo la ciudad en una bicicleta “prestada” y a precio de huevo.

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En el recorrido nos detenemos para probar la comida típica del país.  Primera parada, el Haring (arenque) un pescado que se come crudo y lo sirven con cebolla picada. Se debe tomar la cola del pescado y devorarlo de un solo bocado.

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Honestamente sin la cebolla no me pasaría el sabor.

Segunda parada, FEBO, es el restaurante de comida típica de Holanda que se caracteriza por expender la comida en máquinas. Monedas, botón y recibo mi kroket (croquetas de pollo) y mi frikandel (es un tipo de salchicha ahumada).

Tercera y última parada, pruebo el kaassouffle (queso empanado frito).

Ya lo he dicho, nada mejor que conocer una cultura a través de su comida.

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Si un día escuchas la palabra Amsterdam y solo se te viene a la cabeza la imagen de un hedonista sin reglas recuerda también que es más que cafeterías de cannabis y luces rojas.

Es una ciudad para públicos exigentes y mentalidades abiertas.

Lina Maestre
Lina Maestre
Soy Lina. Viajera, creadora de contenido, autora y emprendedora. Soy la que escribe, toma fotos y edita este blog. Nací en Colombia y he viajado en solitario y en pareja por más de 40 países. Soy autora del libro El Arte de viajar sola y la creadora de Ellas por el Mundo (una agencia de viajes para mujeres). Acá encontrarás relatos de viajes, consejos y guías de destinos e inspiración para tus viajes. Puedes ver mi día a día a través de Instagram.

2 Comments

  1. AndreinaMartinez dice:

    Me encanta, querida amiga

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